El “Día de la mujer” nos sumerge en la reflexión de como encaramos socialmente la equidad entre ambos géneros y en todos los ámbitos. La desigualdad laboral y salarial son de las principales discriminaciones que aun hoy afectan a las mujeres en términos porcentuales.
Un estudio realizado recientemente en México dio cuenta de que 7 de cada 10 mujeres son felices en sus trabajos ¿pasará lo mismo en Misiones? ¿Permitirá la brecha laboral que las mujeres disfruten de los trabajos que realizan? En Pagina16 se lo preguntamos a ellas y te invitamos a que veas las respuestas antes de continuar leyendo el informe:
Un informe de las economistas Mercedes D’Alessandro y Magalí Brosio titulado “Las mujeres ganamos menos que los hombres en todo el planeta (y tu mamá, también), publicado en 2015” detalla porcentajes alarmantes sobre la desigualdad en términos salariales entre la mujer y el hombre.
En nuestro país las mujeres ganan un 27,7% menos que los varones. Si hablamos de Misiones, la situación se agrava aún más, porque la brecha salarial llega a ser de un 65%. La brecha salarial ha disminuido relativamente poco desde 2003 hasta la actualidad para el empleo registrado y aumentó para el empleo no registrado, en donde el porcentaje de mujeres en esas condiciones es mayor inclusive que el de varones: ellas tienen trabajos más precarizados y peor pagos.
Algo similar sucede si nos enfocamos en los trabajadores menos capacitados (aquellos con estudios secundarios incompletos): dentro de este segmento -que ya se caracteriza por salarios bajos-, las mujeres reciben en promedio remuneraciones 47% menores que sus pares varones. En algunos casos cuando la capacitación aumenta, la brecha disminuye, pero esto no es lineal: en nuestro país, por ejemplo, solo el 7% de los altos cargos ejecutivos (CEO) en empresas están ocupados por mujeres y aquí la brecha salarial asciende a más de 40% en desventaja para las mujeres” se detalla en el informe.
A este panorama debemos sumarle que las mujeres de nuestro país realizan el 76% de las tareas domésticas; es decir tienen trabajo para hacer dentro y fuera del hogar, y aun así sus sueldos son menores que los de los hombres.
¿Cómo se explica semejante desigualdad? “Las mujeres partimos de una inequitativa distribución del trabajo doméstico no remunerado, que tiene un gran peso en el por qué muchas veces terminamos dedicando menos horas al trabajo fuera del hogar”, explicaron D’Alessandro y Brosio.