La sal es fundamental en el mantenimiento de los líquidos y los minerales en el organismo. Actúa en el sistema nervioso central y en el cerebro regula entre otras la sed.
Hay trabajos científicos que indican no ingerir más de 4 gramos día de sal y, según datos estadísticos, estaríamos consumiendo aproximadamente 10 gramos diarios. Su ingesta está asociada a la hipertensión arterial, a ACV, a enfermedad cardiovascular, renal y mayor mortalidad.
Actualmente la recomendación estándar es de 2000 mg de sodio por día, lo cual equivale a 5 g de sal. Sin embargo, consumimos mucho más que eso, ya que la sal se encuentra como agregado en muchísimos alimentos que ni siquiera imaginamos, incluso en algunos edulcorantes. Por eso, no solo hay que contabilizar la sal que agregamos a los alimentos.
En el mercado actualmente se comercializan distintos tipos de sales:
✔Sal de mesa: se extrae de depósitos de sal. Se la refina por lo que pierde gran parte de sus vitaminas y minerales. Por ese motivo, luego se le añade yodo, para prevenir la deficiencia de este mineral en la población.
✔Sal marina y sal del Himalaya: se extraen de depósitos de sal; la primera por la evaporación de agua de mar y la segunda en minas del Himalaya. A diferencia de la primera, no se las refina, por lo que conservan todas sus vitaminas y minerales. Sin embargo, no son bajas en sodio y por ese mismo motivo también se debe moderar su consumo, desde el punto de vista médico no difieren en su acción en el organismo ya que estas sales son químicamente compuestos muy parecidos y actúan de igual forma en el ser humano.
✔Sales light o modificadas: son sales a las cuales se les reduce el sodio pero se les agrega otros minerales (potasio, magnesio o amonio). Estos otros minerales en exceso pueden llegar a dañar los riñones o el hígado.
Para reducir el consumo de sal:
-Reemplazar la sal por condimentos aromáticos.
-Evitar cocinar con sal y llevar el salero a la mesa.
-Usar sobrecitos de sal de 1 o 2 gr para contabilizar lo cantidad que vamos consumimos.
-La necesidad de salado es algo aprendido, así que si de a poco vamos reduciendo su consumo nuestro paladar se va a ir reeducando.
Lic en Nutrición, Jessica Bordón MP 278
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