Todos los 21 de junio en el hemisferio sur arranca el invierno. Es el día del “solsticio” o “sol quieto”, un fenómeno en el que el sol parece detener su marcha durante tres días y que provoca la noche más larga del año, o al revés, el día más corto.
La razón de que haya solsticios –y las estaciones– es que la Tierra está inclinada respecto al Sol a una media de 23,5 grados. Esto significa que los hemisferios norte y sur reciben cantidades desiguales de luz solar durante un año mientras orbitamos alrededor de nuestra estrella.
Cada hemisferio se enfría durante la parte del año en la que está inclinado más lejos del Sol. El solsticio de invierno (diciembre en el norte, junio en el sur) llega en el momento en que esa inclinación se encuentra en su ángulo más extremo.