Llegan las fiestas de fin de año y aparecen los fuegos artificiales. Lo que muchas personas ven como una forma de celebrar, en realidad tiene graves consecuencias en personas con autismo.
Según datos de Orgnización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 160 niños, niñas y adolescentes con un trastorno del espectro autista (TEA).
Los ruidos fuertes, como el de los fuegos artificiales, pueden provocarles una desestabilización total que muchas veces incluye:
-Miedo.
-Convulsiones.
-Autolesión.
-Pérdida de la noción del tiempo.
Por esto, «al chico con condición de espectro autista se le tiene que armar un itinerario para anticiparlo de toda circunstancia, para que no entre en crisis», indicó la licenciada en Psicopedagogía, Mariela Bertolotti.