¿Se puede vivir sin dormir?: el experimento del joven que se mantuvo despierto por 11 días

¿Se puede morir por estar sin dormir durante días? ¿Cuánto tiempo puede pasar una persona sin conciliar el sueño? ¿Qué daños nos puede provocar mantenernos despiertos? Estas son algunas de las preguntas que buscaban responder Randy Gardner y Bruce McAllister cuando en 1964 emprendieron un experimento que logró que un joven se mantuviese despierto durante 11 días y 25 minutos.

Más allá de sus aspiraciones científicas, su meta también era superar la marca que hasta entonces la ostentaba un DJ de Honolulu, que había pasado 260 horas sin dormir, justo por debajo de los 11 días. Una vez que lograron marcar este nuevo récord Guinness, su historia acaparó toda la prensa americana, siendo el tercer tema más popular de los medios después del asesinato del entonces presidente John Kennedy y la visita de The Beatles.

¿En qué consistió el experimento?

En una entrevista para la BBC, Bruce McAllister recordó ese momento con las siguientes palabras: “Inicialmente queríamos conocer el efecto de la falta de sueño en las habilidades paranormales, pero nos dimos cuenta de que no había manera de hacer eso y optamos por los efectos de la falta de sueño en las habilidades cognitivas, en las habilidades para jugar al básquetbol y cualquier cosa que se nos ocurriera”.

El primer paso para este gran desafío fue decidir quién sería el “conejillo de indias” que se mantendría despierto. Tiraron una moneda y la suerte decidió que fuese Randy, de tan solo 17 años, quien se expusiera a la prueba. Su compañero, Bruce, se mantuvo despierto tratando de monitorear a su compañero, pero al cabo de la tercera noche se dio cuenta de que solo no podía y le pidió a otro amigo, Joe Marciano, que se uniera al grupo.

Pasados los tres días de insomnio, Randy había cambiado radicalmente: no sólo le dolían los ojos y tenía nauseas, tampoco podía coordinar movimientos y tenía dificultades para decir trabalenguas. Cada día se volvía más irritable y sus cambios de humor eran constantes. Esto resultaba un problema para McAllister y Marciano que intentaban ayudarlo a que no se durmiera entreteniéndolo con juegos y actividades, porque se habían propuesto no usar ningún estimulante: ni cafeína ni ningún tipo de pastilla.

Pasados los nueve días, los tres jóvenes se asustaron: Gardner ya no conseguía terminar las frases y su visión se volvió permanentemente borrosa. Fue en ese momento cuando llegó como una salvación el científico William Dement que los había visto por televisión. Para ese entonces, Dement comenzaba a investigar un campo relativamente nuevo: el de la ciencia del sueño. Él recuerda que los estudiantes se sintieron aliviados cuando pasó a formar parte de su grupo: “Estaban preocupados de que fuera a pasar algo que les pudiera causar daño. La pregunta aún irresuelta es si alguien puede morir por pasar mucho tiempo privado del sueño”, explica. Se había hecho un experimento con gatos, pero al cumplir 15 días sin dormir, los animales murieron. La diferencia radicaba en que los habían mantenido despiertos con químicos.

¿Cuáles fueron los resultados encontrados?

Uno de los principales descubrimientos de su proyecto fue que durante el día algunas partes de su cerebro descansaban y se reponían mientras otras se mantenían despiertas. Asimismo, luego del experimento se detectaron graves alteraciones cognitivas y conductuales, pero con el paso de los días desaparecieron.

Una vez logrado el récord, Randy durmió 14 horas seguidas y se despertó para ir al baño. Con el correr de los días, sus patrones de sueño volvieron a la normalidad. Inicialmente no tuvo ningún problema, pero tiempo después dijo sufrir insomnio.

¿Qué dicen los estudios actuales?

Más allá de que este experimento no dejó secuelas a largo plazo en Randy, diferentes estudios demuestran que dormir constantemente menos de las 7 horas recomendadas puede traer consecuencias.

En relación a esto, expertos de la Escuela de Medicina de Harvard afirman que casi un cuarto de las personas que duermen menos de seis horas por noche tienen algún tipo de enfermedad cardiovascular. Bajar de las cinco horas expone a un riesgo de muerte prematura y bajar de ese número de horas (incluyendo aquellas personas que, ocasionalmente, no duermen nada en 24 horas) tiene una serie de efectos sobre la salud, según otros estudios similares:

  • Después de 24 horas sin dormir, el rendimiento cognitivo y motor coincide con el de alguien que ha bebido cinco copas, según publica Nature.
  • Una persona que duerme menos de seis horas diarias aumenta su presión arterial sistólica hasta 132 (cuando lo ideal es estar por debajo de 120).
  • Aquellos que duermen una media por debajo de seis horas suelen ser el doble de propensos a sufrir diabetes, independientemente de su edad o nivel de actividad, según un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale.
  • Estar tres días consecutivos durmiendo cuatro horas o menos mata células del cerebro. Peor aún si no se duerme, ya que el cerebro no puede limpiar las proteínas formadoras de placas que causan la enfermedad de alzheimer y la demencia.

Pero, la pregunta que todavía nos hacemos todos es ¿se puede morir por no dormir? La respuesta es sí y lo han demostrado los nazis, que mantenían despiertos a los judíos como método de tortura y al cabo de unos días fallecían.

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